Por: Juan Camilo Vargas (Indígena Wanano).
Una mujer emprendedora y orgullosa de ser indígena.
Liliana Hernández es una joven de 23 años que lucha incansablemente por la cultura indígena. Desde pequeña fue criada por su abuela, quien le inculcó la cultura Wanana, las costumbres y la vida del indígena.
Fue creciendo y adquiriendo conocimientos, acerca de la importancia de los derechos de los indígenas dentro de la sociedad. La escuela fue un escenario y una herramienta primordial para su desarrollo personal. Estudió en el colegio José Eustasio Rivera, de Mitú, donde alcanzó reconocimiento por parte de sus compañeros y profesores por sus labores dentro y fuera del establecimiento escolar. Siempre sobresalió entre los demás, creativa, proactiva y soñadora.
La etapa más significante para ella fue el colegio, el conocer amigos y profesores que la vieron crecer a lo largo de los años. Al terminar su bachillerato, fue difícil para ella dejar esas personas importantes, pero en el fondo tenía muy claro lo que quería hacer con su vida. El apoyo en ese momento por parte de su familia fue crucial para salir adelante y cumplir uno de sus sueños.
El mayor reto para ella se acercaba; salir del lugar que vio crecer, que le dio amor y felicidad en toda su infancia y parte de su adolescencia. Montarse en aquel avión y ver cómo se marchaba dejando todo lo que más quería, su pueblo, su familia y su gente. Ella entendió bien lo que estaba ocurriendo en aquel momento, por eso mismo solo partió de aquel lugar con una sonrisa que la caracteriza a ella.
Llegó a un lugar diferente; la cultura, las personas, casi todo era totalmente contrario a lo que estaba acostumbrada. Su destino era Manizales, un cuidad hermosa con oportunidades que abrían las puertas para aquella joven, una mujer emprendedora que tan solo quería mostrar de donde venía, luchar por el reconocimiento de los pueblos indígenas del Vaupés y sabía dónde podía adquirir esas herramientas. Se presentó a la Universidad de Manizales, donde entro sin ninguna dificultad a la facultad de derecho, allí empezaría a construir desde lo académico para su amado Mitú.
Los obstáculos no tardaron en llegar, el acercamiento con las personas, compañeros, que en un comienzo que no creían en el trabajo de Liliana o Mitú, así fue llamada por sus compañeros de estudio. Siempre tenía presente y mantenía el optimismo de lograr algo por su pueblo.Posteriormente, tuvo la oportunidad de viajar y reencontrarse con su gente que hace rato no sabía nada. La felicidad de verlos nuevamente era demasiada emoción para ella; lo primero que haría seria contar las experiencias vividas en la ciudad y el trabajo que tenia planeado realizar con toda la comunidad. La situación no pintaba bien, el acercamiento con los pueblos indígenas fue complejo, puesto que la autoridad no permita que una mujer trabajara a la par de ellos, que se igualara a ellos es una falta de respeto por temas de tradición tradición y cultura. Romper con ese obstáculo llevo tiempo, la constancia del trabajo con los jóvenes y mujeres del Vaupés seria luego recompensado.
Luego, regresó a Manizales, se quedó por más tiempo por cuestiones de su carrera. Los profesores admiraban el trabajo de Liliana, no era fácil para una sola persona, era de mucho esfuerzo y sacrificio. Cada vez que podía se comunicaba con su familia y preguntaba sobre el pueblo, que lo tenia presente donde fuera.
No hace mucho terminó su carrera y regresó con la satisfacción de lograr su sueño dando un ejemplo claro de superación a todos los jóvenes de la población que se atreven a soñar en grande. Eso aún no culmina, el verdadero trabajo apenas inició con la noticia de trabajo que recibió, mientras tomaba una taza de café en su casa. No era de esperarse, pero es más que merecido, por la labor que ha realizado estos años, trabajar de asistente de la representate a la Cámara Mónica Valencia, donde su función es clara, impulsar procesos de gestión en el departamento del Vaupés. La responsabilidad es mayor, pero ella nació para enfrenarlos, ahora mas que nunca tiene la oportunidad de hacerlo, trabaja por su gente, quiere un mejor mañana para toda la población indígena, una comunidad que quiere preservar su cultura que otros no dejan y quieren acabar todo a su paso.
Por: Camilo Vargas
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